sábado, 27 de febrero de 2010

Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.


Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos

Abiertos y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...


y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.


Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Jorge Luís Borges

La sociedad de los incapaces… Incapaces de vivir en ella.

La sociedad debe haberse inventado por la necesidad, la guerra por la incapacidad, la identidad por la razón de ser. Los hombres han masificado su saber para trabajar por un bien común, han formado una comunidad de personas dignas de pertenecer a ella, han educado y enseñado sus raíces.

El hombre ha creado el reemplazo del hombre, ha inventado la cura de la soledad, ha generado un pensamiento rápido, ágil y práctico para la solución de los problemas. El hombre ha organizado su mundo, ha partido por mitades, ha dividido el espacio, ha parido sus líderes y ha democratizado la mayor cantidad de sus terrenos.

Ahora donde la cultura ya es folklor, donde la ciencia es la única inteligencia, donde se habita el mundo de lo rápido, donde lo inmediato es lo útil y el sentido común es el que habla, no puede esperarse más que resultados construidos con bases firmes y lógicas, los inútiles son minoría y la ambición de crear necesidad ha formado un pensamiento consumista en los que tenían sus bases, su historia, su ser desprendido y aislado.

La identidad es recordarse, es verse como un anterior, es proyectarse, es sentirse en el espacio en el que se habita. La cultura es simplemente cumplir con los parámetros de justicia, apegarse a lo que los demás consideran como deber y hacer de su vida un respeto social, pero habitando un mundo donde todos viven en su espacio, bajo sus propias reglas, bajo su régimen y custodia, pero que mentalmente comparte el mismo bien universal.

Recordar es no repetir, es conocerse, es participar, es opinar. En nuestra sociedad colombiana el respeto por el otro será siempre un anhelo, y es entendible porque nos educaron con el mismo enemigo, nos proyectaron hacia un mismo fin, nos reubicaron donde quisieron y han hecho con las mayorías lo que su pensamiento ha querido. No hay bases individuales, el que no está con en el bien, está en contra.

Este país que habitamos pude que tenga muchos vacíos, puede que le haga falta líderes, puede que esté lleno de inconformes, puede que estemos en guerra desde que nacimos. Pero quién no lo está. Cada uno carga su cruz. Cada uno paga en vida sus errores, cada uno es arquitecto de su propia desgracia. Todos a su ritmo organizan los bienes comunes, donde hay equilibrio, sueños conjuntos, metas grupales, pero en algún momento el hombre termina demostrando su verdadero ser, cuando tiene poder.


Inventando a Dios



Ha perdido la memoria este tipo. En el ambiente hay un olor a desierto. Sus ojos entreabiertos reconocen la soledad. Y es que la soledad sabe a demonio cuando es real. En un levantamiento pausado siente el calor ardiente, siente que el blanco de su bata murió con su conciencia.

Camina hacia el lago que imagina, pero su reflejo en el agua lo despierta del impacto, lo sacude, le abre los ojos. Un hombre sin memoria sabe dentro de sí que nada es verdad. Que no está del todo aquí ni allá.

Una bata de baño amarrada por la cintura, un aspecto degenerado, el cabello más largo que la barba. La memoria no aparece, la cabeza le pesa, las sandalias le aprietan, el calor lo quema. El impacto del reflejo lo despierta. Está parado reconociéndose en el agua.

Cuando uno muere siente algo parecido a lo que sentía antes de nacer: nada. Cuando uno pierde la memoria, pierde la identidad, porque uno es lo que recuerda de sí mismo. Cuando uno se droga puede aparecer y desaparecer, puede morir o vivir, puede perder o ganar. Pude olvidar.

Sigue solo. Ha perdido la memoria este tipo. No hay luz al final del túnel, no hay final, ni principio. Está solo. No hay seres iguales a él.

Con el razonamiento que le queda se lanza. Al olvido, al recuerdo. Al agua.

Está negro en su interior, no se escucha el vacío, el agua lo absorbe. Lo ahoga. Siente que otros labios lo rozan. Sin pensarlo y volviendo al negro oscuro del principio, una mujer lo carga en sus brazos exigiendo señales de vida. Después de la última gota extraída por ella y con la respiración agitada, en su intento femenino por saberlo todo, pregunta quién es.

Sabrá dios quién. Y ella abre los ojos con intensidad, pone su mano en la boca, lo mira fijamente y sonríe. Evoca la predicción de la bruja del pueblo: “Aparecerá el hijo de Dios hecho carne y hará milagros. El agua abundará”.

(Ahora existe un Dios, un humano como él, un vago recuerdo del rostro de una mujer. Ahora existe, porque encontró otro como él para reconocerse).

Ella se arrodilla. Desliza sus manos por debajo de la bata del hombre y suspira, se recuesta en la arena y abre las piernas. Él mira al cielo, abre la boca, se desliza hacia la arena y la observa, detalla sus facciones y recuerda vagamente la delicadez de una mujer. Sin rodeos la desviste, se aprovecha de la situación. La hace sonreír de placer.

El acto humano de procrear. Procrear un otro lujurioso, ambicioso, poderoso, inteligente, astuto, mentiroso, crédulo y miserable. Pero ella no pregunta detalles. Observa y disfruta nada más. Ora al cielo y agradece los favores recibidos.

Ha perdido la memoria este tipo. Está solo, no recuerda nada de su pasado, está recostado en la arena con una bata blanca, mira un lago a lo lejos. Amaneció. Mira al cielo y recuerda ser dios.

“Camina y es seguido. Habla y es escuchado. Hace milagros y es respetado. Engaña y es admirado”.

La gente pide cada vez más, exige más de lo que puede dar, ora muy seguido y no deja dormir. Por eso antes de que amanezca, escapa. Para no ser crucificado. Para evitar culpas de los desastres de la región, para huir de la desgracia ajena. Al llegar la mañana ya lo había olvidado.

El hombre anduvo de región en región llevando la palabra. Se hizo famoso. Se motiló, le volvió a crecer la melena. El mundo se terminó de inventar sin él. ¿A su imagen y semejanza? Puede ser. Quién sabe.

Un ser más, como todos. Inventado, real, imaginario, irracional, incrédulo. Un humano que muere cuando ha muerto la memoria colectiva que lo carga, un ser que se ha perdido en el viento…En el tiempo.

martes, 16 de febrero de 2010

Primer post de prueba

Este es un primer artículo de prueba.